
Cuando suelo preguntar «¿es Jesús la criatura más bella, más gloriosa, más admirable y grandiosa?», algunos responden «sí», cuando en realidad la respuesta es un rotundo «NO». Es una pregunta con trampa, lo sé, pero ayuda a que reflexionemos sobre la terminología que usamos cuando nos referimos al Hijo de Dios. No importa cuántos calificativos grandilocuentes digamos acerca de Cristo, si le anteponemos la palabra «criatura» lo estaremos degradando en lugar de exaltarlo.
El primer gran Concilio universal de la Iglesia tuvo lugar el año 325 en la ciudad de Nicea, y fue necesario hacerlo debido a que las enseñanzas de un sacerdote, llamado Arrio, estaban corrompiendo la sana doctrina.
El arrianismo afirmaba que Jesús era una criatura, excelsa, pero criatura al fin: la primera creación de Dios.
Esta herejía tan antigua nunca ha dejado de estar activa, hoy la vemos claramente en las enseñanzas de los Testigos de Jehová, pero también está latente en el núcleo de la teología liberal y en el progresismo (modernismo, relativismo). Si se destruye la divinidad de Cristo se destruye toda la doctrina de la salvación. ¿Quién padeció por ti en la cruz, una criatura o el creador? Si crees que Jesús es una criatura (aunque la llames la más excelsa de las criaturas) le debes tu salvación a una criatura, no a Dios. Si crees eso, también tu comprensión del amor de Dios se verá limitada, ¿Dios envió a morir por ti a un tercero, o a su propio Hijo, su propia esencia, su propio corazón y ser?
Como vimos en el primer capítulo en Jesús hay dos naturalezas, una divina en cuanto Hijo de Dios y una humana en cuanto Hijo del hombre; como Dios es creador, como hombre es criatura. Si afirmamos la perfecta humanidad de Cristo como criatura, es ortodoxia, pero si nos quedamos allí sin aclarar que unida a esa naturaleza humana está la perfecta y eterna divinidad del Hijo como creador, estamos siendo heterodoxos. El arrianismo niega lo segundo y afirma que Jesús no es eterno, no es Dios.
Atanasio de Alejandría († 373), el gran campeón de la ortodoxia, luchó con ímpetu para que se respetara lo acordado en el Concilio de Nicea, es decir, que el Hijo es coeterno con el Padre. Y lo hizo en una época en la que el arrianismo (con apoyo imperial) casi logró imponerse en toda la Iglesia.
«No desvariéis entonces ya más diciendo que el Logos de Dios es algo hecho, porque es Hijo unigénito por naturaleza» [ATANASIO, Discurso contra los arrianos, II, 9. Biblioteca de Patrística. Ed. Ciudad Nueva, p. 142]
«el Logos no estaba en el cuerpo como uno cualquiera de los seres creados ni tampoco como una criatura dentro de otra, sino que era Dios en la carne.» [ATANASIO, Discurso contra los arrianos, II, 10. Biblioteca de Patrística. Ed. Ciudad Nueva, p. 142]
«Así pues, el Salvador no ha venido por causa de sí mismo, sino por nuestra salvación, para que la muerte sea aniquilada, para condenar al pecado, para abrir nuevamente los ojos a los ciegos y para resucitar a todos de entre los muertos. Y si la causa de su venida no es Él, sino nosotros, entonces la causa por la cual es creado no es Él, sino nosotros. Y si no es Él la causa por la cual es creado, sino nosotros, entonces no es una criatura, sino que está llamando criatura a la carne con que se revistió por nosotros.” [ATANASIO, Discurso contra los arrianos, II, 55. Ed. Ciudad Nueva, p. 212]
Como bien aclara Atanasio llamamos criatura a la carne con la cual el Salvador se revistió, Jesús hombre fue creado en el momento de la encarnación, pero lo que esa carne revistó es la misma divinidad; por eso confesamos que Jesús es criatura en cuanto Hombre y creador en cuanto Dios, perfecto Hombre y perfecto Dios, dos naturalezas sin mezcla ni confusión. No murió por nosotros una mera criatura (ángel-hombre) sino el Hijo de Dios (Dios-Hombre). Para los Testigos de Jehová el que murió por ellos es una criatura celestial, un ángel que fue creado en algún momento de la eternidad, al que ni siquiera pueden agradecerle porque la Biblia prohíbe dar culto a los ángeles
Colosenses 2:18 «Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal».
Pero nosotros, los que creemos que Jesús no es un ángel sino Dios mismo, podemos adorarle y hablar con él.
Filipenses 2:9-11 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
La divinidad de Cristo no es un dogma que se «inventa» en el Concilio de Nicea (325 d.C.), ya existía desde el comienzo de la Iglesia, podemos encontrarla en escritos tan antiguos como la famosa Carta a Diogneto (mitad del S. II)
«Sino que, verdaderamente, el Creador todopoderoso del universo, el Dios invisible mismo de los cielos plantó entre los hombres la verdad y la santa enseñanza que sobrepasa la imaginación de los hombres, y la fijó firmemente en sus corazones, no como alguien podría pensar, enviando a la humanidad a un subalterno, o a un ángel, o un gobernante, o uno de los que dirigen los asuntos de la tierra, o uno de aquellos a los que están confiadas las dispensaciones del cielo, sino al mismo Artífice y Creador del universo, por quien Él hizo los cielos… A éste les envió Dios.» [Carta a Diogneto 7. Ropero, Alfonso. Obras Escogidas de los Padres de la Iglesia]
«Por cuya causa Él envió al Verbo, para que Él pudiera aparecer al mundo, el cual, siendo despreciado por el pueblo, y predicado por los apóstoles, fue creído por los gentiles. Este Verbo, que era desde el principio, apareció ahora y, con todo, se probó que era antiguo, y es engendrado siempre de nuevo en los corazones de los santos. Este Verbo, digo, que es eterno, es el que hoy es contado como Hijo, a través del cual la Iglesia es enriquecida y la gracia es desplegada y multiplicada entre los santos.» [Carta a Diogneto 11. Ropero, Alfonso. Obras Escogidas de los Padres de la Iglesia]
Y como podemos comprobar en los escritos de los Padres de la Iglesia, la divinidad de Cristo era una enseñanza ortodoxa:
Cirilo, obispo de Alejandría († 444), nos habla que Jesús es Dios-Hombre
«Atendamos al concepto de unión, que ha de ser creído así: el Verbo se ha hecho carne, hombre, y por tanto hijo de David de modo no ficticio, sino real, en cuanto descendiente de aquél según la carne. Y, al mismo tiempo, ha seguido siendo lo que era, Dios de Dios. Por eso, reconociéndolo al mismo tiempo Dios y hombre… Ciertamente: aunque el Emmanuel, en cuanto hombre había nacido después de Juan [el Bautista], sin embargo, como Dios, existía antes del tiempo. Por eso, en razón de su naturaleza humana era más joven, pero en razón de su naturaleza divina era eterno.» [CIRILO, de Alejandría. Por qué Cristo es uno. El Verbo encarnado, Dios de Dios. Biblioteca de Patrística, Ed. Ciudad Nueva, p. 91-92]
Hermas (S. II d.C.) diferencia entre el Hijo como roca antigua y puerta nueva, creador y criatura.
«‘Primero, Señor’, le dije, ‘explícame esto. La roca y la puerta, ¿qué son?’ ‘Esta roca’, me contestó, ‘y la puerta, son el Hijo de Dios’ ‘Señor’, le dije, ‘¿cómo es que la roca es antigua pero la puerta reciente?’ ‘Escucha’, me dijo, ‘y entiende, hombre insensato. El Hijo de Dios es más antiguo que toda su creación, de modo que fue el consejero del Padre en la obra de su creación. Por tanto, también Él es antiguo’. ‘Pero la puerta, ¿por qué es reciente, Señor?’, le pregunté. ‘Porque’, dijo él, ‘Él fue manifestado en los últimos días de la consumación; por tanto, la puerta es hecha recientemente, para que los que son salvos puedan entrar por ella en el reino de Dios (cf. Jn. 10:7-9)”. [El Pastor de Hermas, Similitudes 9.12, “Visión de los montes de Arcadia”. Ropero, Alfonso. Obras Escogidas de los Padres de la Iglesia]
Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla († 407), resume cual era la enseñanza en la Iglesia de Oriente.
«Igual que las palabras: Al principio era el Verbo designan su eternidad, la frase: y al principio estaba junto a Dios indica que es coeterno con el Padre. En efecto, el evangelista, para que nadie piense, al oír al principio era el Verbo, que el Padre sea preexistente a Él, ni siquiera por unos instantes, y para que no se atribuya un principio al Unigénito, se añade: estaba al principio junto a Dios. O sea, es eterno como el Padre, el cual, por consiguiente, jamás estuvo privado del Verbo. Éste, en suma, existió siempre como Dios junto a Dios, aunque tuviera una persona propia y distinta.» [Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de san Juan. Homilía IV.1. Biblioteca Patrística. Ed. Ciudad Nueva, p. 87]
Resumiendo: Jesús el Hijo de Dios es eterno en su divinidad, no creado sino eternamente engendrado, que no tiene principio ni fin. Jesús el Hijo del Hombre es criatura en cuanto a su humanidad, asumida en la encarnación, glorificada en la resurrección. Pero Jesús es una sola persona con dos naturalezas, divina y humana, que no se mezclan ni confunden; perfecto Dios y perfecto Hombre, perfecto mediador entre Dios y los hombres pues es Dios-Hombre.
Un análisis bíblico
Analicemos ahora un texto clave de las Escrituras
Romanos 10:8b-11,13 « Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo»
«Jesús es el Señor», Pablo utiliza el término griego kurios que significa señor soberano. Ese término lo utilizó la Septuaginta y el Nuevo Testamento para reemplazar el término Jehová (YHWH). Curiosamente los Testigos de Jehová se ven obligados a manipular el Nuevo testamento para justificar sus enseñanzas, pues reemplazan el término kurios por Jehová, siendo que no existe dicho término en ningún manuscrito del N.T.
En el Antiguo testamento que utilizaban mayoritariamente los apóstoles, la Septuaginta, y en los escritos en griego del N.T. no aparece en ningún lado la palabra Jehová (ni Yahveh, ni Yahweh tampoco), siempre se utiliza el término kurios, y se lo utiliza indistintamente para Dios o para Jesús.
Leamos un poco más abajo en el texto de Romanos que estamos analizando:
Romanos 10:13 «porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo».
Este pasaje es una cita textual del Antiguo Testamento:
Joel 2:32a «Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo» [RV 1960]; «Entonces, todo el que invoque el nombre de YHVH, escapará» [BTX]; «Y todos los que invoquen el nombre de Yahvé se salvarán» [NBJ]; «y será que todo el que invocare el nombre del Señor (kurios) se salvará» (LXX).
Consideremos ahora el contexto del pasaje de Romanos: Pablo está hablando claramente de Cristo, lo llama kurios = Señor soberano en el versículo 9: «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (kurios)». Luego en el versículo 12b afirma «pues el mismo que es Señor (kurios) de todos, es rico para con todos los que le invocan». Y posteriormente en el verso 13 afirma «porque todo aquel que invocare el nombre del Señor (kurios), será salvo». Si uno lee el pasaje en su sentido natural podemos notar sin lugar a dudas que todo esto se refiere a la misma persona: Jesús. Sin embargo los Testigos de Jehová manipulan este texto, escrito originalmente en griego, y lo hacen pasar como si Pablo hubiese estado escribiendo en una mezcla de hebreo y griego, y en sus Biblias el texto de Romanos figura así: «Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo», y esto lo hacen para cortar el sentido natural del texto y que el lector piense que ese nombre no es el de Jesús (del que se venía hablando hasta entonces); de esta forma impiden que sus seguidores se den cuenta de que Jesús es Dios.
Pablo utiliza el término kurios precisamente para exaltar a Cristo, y traduce el pasaje de Joel sustituyendo el tetragramaton YHWH (Jehová, Yahveh, o Yahweh) por Señor, y Señor es igual a Jesús ¡es una afirmación clara de la divinidad de Cristo! ¿Alguien puede pensar que el apóstol Pablo no estaba consciente de lo que estaba haciendo al utilizar para Jesús el término kurios, el mismo término que se utilizaba en la Septuaginta para sustituir el término YHWH? Al parecer los Testigos de Jehová piensan que Pablo se equivocó y que es necesario corregir ese pasaje poniendo una palabra que no existe en los manuscritos del N.T.
El que confiesa que Jesús es el Señor será salvo, porque el Señor Jesús es generoso para todos los que le invocan, pues todo aquel que invocare el nombre del Señor Jesús será salvo, y el nombre Jesús y el nombre YHWH son sinónimos. Este es el auténtico sentido del texto que surge sin necesidad de manipulaciones. Pero los arrianos, los Testigos de Jehová y algunos teólogos liberales (tanto católicos como protestantes) quieren borrar de la Iglesia el dogma fundamental de la divinidad de Cristo.
El Hijo no es la primera creación de Dios sencillamente porque el Hijo es Dios, es creador y no criatura, es coeterno con el Padre desde toda la eternidad, y Hombre perfecto desde su encarnación. Es necesario manipular la Biblia, la Tradición y la Historia de la Iglesia para negar estas verdades que laten desde siempre en el corazón del cristianismo.
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Artículo y recopilación de textos Gabriel Edgardo Llugdar para Diarios de Avivamientos 2023