Santidad vs. Soberanía

¿Por qué tenemos miedo de enfatizar la santidad? Esta es la pregunta que intentaremos responder, o mejor dicho “respondernos”, si es que logramos por un lado ser sinceros, y por otro evitar los fanatismos que nos llevan a cercenar aquel extremo al que tememos; ignorando que juntamente con él estamos arrancando el centro (que es donde deberíamos estar) lo que da por resultado que nos refugiemos en el extremo opuesto, que es igualmente malo.

Primeramente, debemos reconocer que es más fácil predicar sobre predestinación, libre albedrío, expiación, justificación, perseverancia, apostasía, dones, ministerios, escatología… que sobre santidad. Porque para los primeros puntos puedo usar mi Biblia intentando demostrar que tengo razón, en cambio para el último, debo usar mi vida para dar validez a lo que digo.

Siendo, pues, más fácil enseñar con la Biblia que enseñar con la vida, internet se ha convertido en la más grande escuela de teología de los últimos años; donde uno puede hablar como un ángel virtual y vivir como un demonio real, y tranquilo, nadie lo descubrirá. En esta “escuela de teología”, que es internet, cada uno demuestra lo mucho que sabe y esconde lo poco que vive; la materia “intimidad con Dios” no forma parte del currículum académico.

Esto nos lleva al siguiente razonamiento: el problema de la Iglesia actual no es de doctrina correcta sino de vida correcta. No es la mera falta de conocimiento, es falta de deseos de poner por obra lo que ya conocemos, y conocemos de sobra. No es ausencia de buena teología, es ausencia de buenos ejemplos. No necesitamos más teólogos, necesitamos más santos. Y aunque lo dicho pueda sonar a demagogia no lo es. Los que afirman que la crisis de la Iglesia, en la actualidad, se debe a un problema de “ausencia de correcta doctrina” están torciendo la realidad para su propio beneficio, quieren traer agua para su molino, nada más.

Nunca en la historia de la Iglesia, los recursos teológicos, la literatura cristiana y la enseñanza bíblica han alcanzado los niveles de acceso como en la actualidad; el que no aprende es porque no quiere, no porque no puede. Estamos sobresaturados de información, y tenemos recursos académicos que no terminaríamos de asimilarlos aunque Dios nos diese el don de Matusalén.

En los países de Latinoamérica el analfabetismo se ha reducido grandemente, la inmensa mayoría puede leer un libro, un tratado, o un sermón impreso y entenderlo medianamente. Y por si esto fuera poco, hay radios cristianas que llegan a la mayoría de los sitios donde no llega la TV cristiana, o internet. Lo dicho, ni en cien vidas podremos asimilar todos los recursos que tenemos a mano.

¿Que el evangelio de la prosperidad ha causado destrozos en Latinoamérica? Sí, pero no más de lo que ha causado en EEUU. ¿Y el problema es doctrinal? No. Los líderes que predican este falso evangelio no son personas ignorantes, tienen acceso a todo tipo de recursos para conocer la verdad. ¿Y los que lo siguen? También.

Son líderes corruptos (no en doctrina sino en vida) que tuercen las Escrituras (voluntariamente) para satisfacer su carnalidad (falta de santidad).

¿Y los que siguen a estos líderes? Dejemos que sea la Biblia quien responda:

2 Timoteo 4:3,4 Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos.

Estas personas, aunque tuviesen por maestros a Lutero, Calvino, Arminio o Jonathan Edwards y aunque les predicasen John Wesley, Spurgeon o Moody, ¡no soportarían la sana doctrina! Sencillamente no han muerto a sus propios deseos, y van a ir a buscar en otra parte la “doctrina” que se acomode a sus pasiones. No sufren ausencia de verdad, sino ausencia de amor por la verdad. Han aborrecido lo que conocían, pues se cansaron de ello, y han corrido detrás de otros amantes que les ofrecen “mayores placeres”.

En la naturaleza no se ha visto ovejas defendiendo a lobos, sin embargo en la Iglesia esto es asombrosamente frecuente, ¿por qué? Porque una oveja que vive en santidad buscará un pastor que viva en santidad, pero una oveja que piensa que la santidad es una opción y no un mandato terminará siguiendo al lobo; porque los lobos viven muy bien, van a donde quieren, hacen lo que les da la gana y satisfacen todas sus pasiones bajo la romántica luz de la luna. A las ovejas les está deslumbrando la vida de los lobos y quieren imitarlos.

Es interesante que siempre que usamos el texto: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento,”  lo desconectamos de su contexto. Este pasaje está en el libro de Oseas donde Dios acusa a Israel, en todo el contexto: de adúltera. Y adúltera es alguien que después de conocer a su marido conoce a otros amantes. “y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.” [Oseas 2:13] Y observen por qué razón los castigaría Dios: “Y será el pueblo como el sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras.” [Oseas 4:9] El problema de Israel no era desconocer la Ley, sino ser infiel, mala conducta y malas obras, eran iguales a sus sacerdotes. “No piensan en convertirse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová.” [Oseas 5:4] Observen que el problema no era de doctrina correcta [ignorancia bíblica] sino de vida incorrecta [adulterio y fornicación espiritual] Y a menos que alguien me pueda demostrar que el adulterio se comete por ignorancia y no por voluntad propia; no tengo razones para creer que el problema de la iglesia es por falta de conocimiento intelectual, y no por obstinada rebeldía.

Pero que nadie se confunda, estas personas, aunque abracen la “doctrina correcta”, será solo como un abrigo que se ponen encima para cubrir su “vida incorrecta”.

Hubo un tiempo en la Historia de la Iglesia, que para ser aceptado en la sociedad había que ponerse el “manto de la doctrina católica”, y todo el que lo tenía puesto, podía moverse y vivir tranquilamente. Bueno, esto no pasó solo con el catolicismo, también con el luteranismo y productos derivados.

Hoy te preguntan ¿eres calvinista o arminiano? Y depende del manto que te pongas, serás aceptado o rechazado de entrada en los más pintorescos grupos de “mega-súper-ultra-híper-sana-doctrina” que pululan por ahí. Eso sí, esa pregunta la he sufrido, pero nunca, nunca nadie me confrontó con la pregunta ¿vives en santidad? o ¿eres limpio de manos? o ¿eres puro de corazón? o ¿el pecado se enseñorea de ti? o ¿experimentas diariamente la victoria sobre el pecado? Y no para importar tanto la respuesta como la sinceridad.

No, lo primero que cuenta es mi postura teológica, si les satisface la respuesta soy bienvenido, y si soy bueno para refutar a los del bando contrario soy más bienvenido todavía. ¡Como si creer en tal o en cual postura teológica automáticamente me hiciese santo! Si el diablo escribiera libros de teología, todos los teólogos actuales tendrían que ganarse la vida haciendo otra cosa, él acabaría con todos los teólogos de un plumazo. Los libros de teología, del diablo,  serían best seller, y él ocuparía el lugar principal en los carteles de “conferencias sobre sana doctrina”, porque nadie le preguntaría como vive, se quedarían maravillados con su elocuencia y retórica.

“Es mejor guardar silencio y ser, que hablar y no ser. Es bueno enseñar, si el que habla lo practica.”  (Carta de Ignacio de Antioquía a la Iglesia de Éfeso)

No aprendemos de los errores de la historia, estamos volviendo a lo mismo. Hoy la supervivencia de la Iglesia pareciera depender de cuántos más logramos poner bajo nuestro manto doctrinal, es lo único que nos importa.

Podemos gastarnos millones haciendo “Conferencias de sana doctrina”, aplaudiéndonos unos a otros, alabándonos por nuestra erudición; y creernos que con eso estamos salvando a la Iglesia. ¿Pero dónde se están produciendo los mayores avivamientos en la actualidad? No lo sabemos, y no lo sabemos porque ellos no pueden anunciar sus cultos por facebook o en sus sitios web, no pueden hacer magníficas conferencias, ni siquiera pueden poner un cartel en la puerta que diga: Iglesia.

Los mayores avivamientos se están produciendo en donde la Iglesia es perseguida, en países asiáticos y en el mundo gobernado por el Islamismo. ¿Y quiénes son los líderes de estos avivamientos? ¿Son egresados de los grandes y reputados Seminarios Teológicos? ¡No! Estos avivamientos demuestran la falacia de que el problema de la iglesia es de doctrina. Y seamos honestos: aquellos que afirman que la Iglesia necesita una nueva Reforma, y que esta Reforma consiste en que Latinoamérica abrace una determinada postura doctrinal ; están errados y viviendo solamente un amor de verano. ¿Por qué no hablan de los avivamientos en la iglesia perseguida? Precisamente porque no están siendo liderados por sus teólogos, sino por líderes que “solo tienen” una Biblia, sus rodillas, y eso sí, una vida irreprensible.

Latinoamérica necesita, hoy más que nunca, líderes que vivan en santidad; que puedan pararse y decir “Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo” [1Corintios 11:1]

Enseñar las doctrinas de Pablo no significa imitarle, eso es solo una parte, una parte muy pequeña.

¿Más claro todavía? “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.” [Filipenses 4:9]  Decir o repetir como un loro la doctrina de Pablo no te hará ser como él, por eso no dice “esto decid” o esto “repetid” o “dad cátedra sobre esto”; sino que dice “esto haced”.

Santidad es la doctrina puesta por obra, no meramente escrita en un libro que asombre por su erudición; sino escrita en nuestros corazones y que alumbre a los que contemplen nuestro vivir.  Sigamos con Pablo y los corintios…

1 Corintios 2:4-5 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.  Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado... y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.»

Creo que Pablo no nos dejó en sus epístolas ni el 10% de lo que sabía, él fue llevado al tercer cielo “donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.” [2 Corintios 12:4]  Aun así, él dice que se limitó a saber una cosa: “a Jesucristo, y a éste crucificado” y que su predicación fue “con demostración del Espíritu y de poder”. ¿Y cuál fue la demostración de poder? La que les dice más adelante, en la misma carta: “Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo” [1Corintios 11:1] En resumidas cuentas les dice: Yo sé más que ninguno de vosotros, pues he sido llevado al cielo y he visto cosas que no ha visto nadie. Pero a una sola cosa me limito, a Jesucristo crucificado, y a Él imito; y eso se lo he demostrado a ustedes, cómo con el poder del Espíritu me niego a mí mismo. Ustedes tienen que imitarme a mí, tomando su cruz y negándose a sí mismos por el poder del Espíritu.

“La predicación crucificada solamente puede venir de un hombre crucificado.”     (El Predicador y la Oración – E. M. Bounds)

Por eso es fácil repetir las palabras de Pablo, y relativamente fácil enseñar las enseñanzas de Pablo, pero extremadamente difícil vivir la vida de Pablo. Porque toda su vida se resume en “negarse a sí mismo”, eso es santidad. Y muchos quieren tener el conocimiento de Pablo, pero no todos quieren tener la negación de Pablo. Si no fuera por los corintios, nunca nos hubiésemos enterado que Pablo fue llevado al tercer cielo: “Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello”, les recrimina Pablo después de contarles tal experiencia. ¿Pueden comprender esto? El gran apóstol Pablo se negó a enseñar todo lo que realmente sabía, porque prefirió que ellos vieran su vida y lo tomaran de ejemplo, se puso delante de ellos y les dijo: miren como vivo, y hagan lo mismo. Esta es la más sublime de las cátedras y el más excelso de los doctorados: sed imitadores de mí como yo de Cristo, y no del Cristo que vio en la Gloria del Cielo, sino del Cristo crucificado.

“Porque los gentiles, cuando oyen de nuestra boca las palabras de Dios, se maravillan de su hermosura y grandeza; pero cuando descubren que nuestras obras no se corresponden a las palabras que decimos, inmediatamente empiezan a blasfemar, diciendo que es un cuento falaz y un engaño.”  (2 Clemente 13 – Lo Mejor de los Padres de la Iglesia – Alfonso Ropero)

Por eso decía al principio, que es más fácil predicar y discutir sobre aquellas cosas en las cuales no tenemos que poner nuestra vida como testigo. Y sino, ¿por qué creen ustedes que la predestinación es el tema más discutido por los jóvenes en internet? Porque el punto de mira lo llevamos hacia Dios, en que si Él predestinó, o no. Allí interviene mi mente y mi habilidad retórica, mi vida queda escondida detrás de la “sana doctrina”.

¿Y la pureza sexual, de no ver cosas sensuales en internet, de no tocar a mi novia más allá de lo que es puro y visible a todos? Hablemos de ello. ¿Y la pureza de ojos, de no ver películas, ni series de televisión, ni novelas donde se exalta el libertinaje, la inmoralidad, el adulterio, la mentira, la codicia, donde las enseñanzas bíblicas son subliminalmente o evidentemente ridiculizadas? Hablemos de ello. ¿Y la pureza de oídos, de no oír música secular que exalta al “amor libre” y al desenfreno de la carne, o que exalta al ego y al diablo? Hablemos de ello. ¿Y la pureza en lo material, de no gastar en nosotros más que lo que es necesario, para que sobreabunde para compartir con el pobre? Hablemos de ello. ¿Y la sencillez y castidad al vestir? ¡Hablemos de ello! No digo que la mujer no pueda ponerse un pantalón, pero lo que hoy usan para ir al culto no es un pantalón ¡es un adhesivo!   Pero, no veo muchas conferencias sobre estos temas.

“Tenga cuidado de sí mismo porque usted, igual como los demás, tiene un alma que ganar o perder. Usted pudiera predicar el evangelio y aún guiar a otros hacia Cristo, pero sin santidad usted jamás será salvo” (Richard Baxter – El Pastor Reformado)

Si hablas de la vida correcta, seguramente serás tildado de legalista. Pues hasta donde yo sé, no estamos sin ley, vivimos bajo la ley de Cristo, al menos eso dice Pablo: “no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo” [1 Corintios 9:21] Así que si el vivir bajo la ley de Cristo es para algunos legalismo, bueno, que así sea, legalista somos.

Me duelen mucho las repetidas meteduras de pata de Jesús Adrián Romero (por mencionar uno de tantos) las cuales son representadas en caricaturas, memes, vídeos, y son la comidilla de todos. Sin embargo, un líder como Sproul Jr. tuvo que ser apartado de su ministerio, después de que se descubrió que su nombre estaba en una página de citas de adulterio (y él lo reconoció después de ser descubierto), y muchos se apresuraron a salir a defenderlo y a solidarizarse con él; o sinceramente no hicieron correr la noticia. ¿Por qué? Ah! porque según sus defensores tiene la doctrina correcta. Bueno, pero no tiene la vida correcta. ¿Se dan cuenta como justificamos a alguien porque tiene, según nosotros, la doctrina correcta; aunque lleve una vida incorrecta? Esa es nuestra percepción, de que la santidad es secundaria ¡lo importante es la doctrina! Pues bien, el apóstol Pedro dice que una de las características de los falsos maestros es que “tienen los ojos llenos de adulterio” [2Pe 2:14]

No condeno a nadie con esto, solo quiero hacerte ver cómo hacemos acepción de personas en nuestro juicio cuando se trata de Jesús Adrián Romero (u otro del grupo “contrario”) o R. C. Sproul Jr. (u otro si es de los “nuestros”). Si está bajo nuestro manto doctrinal lo cubrimos para que no se vean sus faltas, si está en el bando contrario, tiramos del manto para que quede al descubierto su desnudez.

Hebreos 12:14  Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Puedes tener la doctrina correcta, pero si tienes la vida incorrecta no verás al Señor.

“Hay muchos predicadores que están ahora en el infierno, quienes advertían muchas veces a sus oyentes de la necesidad de escapar de él. ¿Acaso espera que Dios le salve a usted por haber ofrecido el evangelio a otros, mientras que usted lo rechaza? Dios nunca prometió salvar a los predicadores, sin importar cuán dotados fuesen, a menos que ellos fueran convertidos. Ser inconverso es terrible, pero ser un predicador inconverso es mucho peor. ¿Acaso no tiene miedo de abrir su Biblia y leer acerca de su propia condenación?…  Cuán trágico es morir de hambre teniendo el pan de vida en las manos y animando a otros para que coman de él. Si esto es verdad acerca de usted, entonces le aconsejo que se predique a sí mismo antes de continuar predicando a otros. ¿Acaso le ayudará en el día del juicio decir: “Señor, Señor, he predicado en tu nombre”, solamente para escuchar las terribles palabras “apártate de mí, no te conozco”? Le aconsejo que confiese sus pecados delante de su grey y les pida que oren por la conversión de su ministro.”  (Richard Baxter – El Pastor Reformado)

El título de este artículo es Santidad versus Soberanía. ¿Por qué? Al parecer, algunos tienen miedo de enfatizar la santidad, pues se convertiría en algo así como una obra nuestra; de la cual podríamos jactarnos y atentar contra la Soberanía de Dios. Tengo malas noticias para ellos…

1 Tesalonicenses 4:3 Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.   [Biblia de las Américas]

Esa palabra “voluntad” puede traducirse también como “determinación”, “elección” o “decreto”… así que, ya que a algunos les gusta tanto estos términos pueden aplicarlos a su vida diaria, nada exalta más la Soberanía de Dios que la Santidad. Estás determinado y elegido para vivir santamente, así que este es un buen modo de saber si estás dentro de los elegidos: si vives como los tales.

Oseas 14:9  ¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos.

No puedes afirmar que eres justo [justificado] y andar en caminos torcidos. Los caminos de Dios solo son de una manera: rectos, y son los justos los que andan por ellos. Tu caminar descubre si eres justificado o no. Tan cierto es que Dios escribe derecho en renglones torcidos, como que no puede ser letra de Dios si está torcida. Ninguno de nosotros somos perfectos, pero Dios puede hacernos caminar en rectitud; si caminamos torcido es por nuestra propia voluntad y no por culpa de Dios.

“La Biblia deja claro que aquellos cuyas vidas no han sido cambiadas nunca han sido convertidos»   (Richard Baxter – una invitación a vivir)

No tienes que elegir entre santidad o doctrina, los burros no son santos ni los santos burros.  Mira lo que dice Pablo sobre las condiciones para ser obispo…

Tito 1:7,8,9 «Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas, sino hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo, reteniendo la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen.»

Solamente mira con atención en qué orden Pablo, o mejor dicho el Espíritu Santo si realmente crees que es Palabra no de hombres sino de Dios, pone la santidad y la doctrina. Pues en ese orden deberías esforzarte en caminar si quieres ser un ministro de Dios. Y es de acuerdo a este mismo orden, por el que deberías respaldar o no a un líder cristiano. Para ser honesto, y usando teología de barrio, me importa un santo pepino cuánto alguien sabe de griego o de predicar expositivamente; lo primero que considero es si su vida es santa. Bueno, San Agustín se lo dijo con otras palabras a aquellos cristianos que estaban aferrados a este mundo…

No pregunto por lo que dicen sino por cómo viven” ( Agustín – Sermón nº 3 – Agar e Ismael)

Cuando yo era católico, me enseñaban que los sacramentos impartidos por las manos del sacerdote eran puros aunque esas manos fuesen impuras. Lo que equivaldría a decir: si su doctrina está bien no juzgues su vida, haz lo que dice y no lo que hace. Pues bien, eso es basura, todo lo que toca una mano impura lo torna impuro. Si tú no vives santamente, tu sana doctrina se convierte en doctrina enferma, pues si no puede sanarte a ti mucho menos a otros.

1 Juan 2:4-6  «El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.»

Queridos hermanos y hermanas, no se sacrifica la santidad en nombre de la misericordia. Es decir, ser compasivo y misericordioso con el hermano o el líder que cae, o que se desvía, no significa que tengamos que bajar el listón de la santidad. Los líderes deben ser irreprensibles, los que dicen conocer a Dios deben poner por obra sus mandamientos, pues la verdadera doctrina es inseparable de la santidad. Nadie que no viva en santidad está en la verdad, no importa cuánto deslumbre con sus palabras o retórica; la santidad no es secundaria, no es una opción, no es un adorno a la doctrina, es la verdadera doctrina. Nuestra santidad no compite con la Soberanía de Dios, la santidad es la Soberanía de Dios obrando en nuestras vidas de manera visible.

“Es extraño ver como algunos predican muy cuidadosamente, pero viven descuidadamente. Debemos tener mucho cuidado de ser hacedores de la palabra y no solamente “habladores”, engañándonos a nosotros mismos. Debemos ser tan cuidadosos acerca de nuestra forma de vivir, tal como somos cuidadosos para predicar. Si deseamos ganar almas, entonces ésta será nuestra meta, tanto cuando estamos en el púlpito, como cuando estamos fuera de él. Sea diligente para usar toda su vida para Dios y no simplemente su lengua.”   (Richard Baxter – El Pastor Reformado)

La santidad es confirmar con nuestra vida lo que decimos con nuestros labios: “el que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.

 

Artículo de Gabriel Edgardo LLugdar para Diarios de Avivamientos.

© Todos los derechos reservados -2017-  Se permite distribuir libremente este tratado siempre que sea sin fines comerciales, en forma completa sin alterar el contenido y haciendo mención de la fuente.

Descarga este articulo en PDF para guardar o compartir

Acerca de diariosdeavivamientos

Soy Gabriel, seguidor de Cristo. Vivo en Córdoba, Argentina. Amo la Historia de la Iglesia, desde la Patrística hasta nuestros días; y amo a la Iglesia, la militante y la victoriosa, la visible y la invisible, con sus luces y sombras; no soy imparcial, pero intento compartir lo que creo y pienso sin fanatismos ni sectarismos. Bienvenidos a mi blog.
Esta entrada fue publicada en Escuela Bíblica, Uncategorized y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

27 respuestas a Santidad vs. Soberanía

  1. HENRY MURILLO ROTAVISKY dijo:

    Que diré? Fundamentado en la palabra, nos confronta y nos lleva a examinarnos para saber si estamos en la fe. Hoy se predica un evangelio diluido donde no se predica la verdad que lleva al arrepentimiento genuino y por ende a una vida de santidad para glorificar día a día al Señor.

    Le gusta a 1 persona

  2. Mirta Aguayo (Perla) dijo:

    Estimado hno Gabriel: ¡Excelente artículo al que suscribo totalmente! Lo debo releer porque dice mucho en pocos párrafos. Gracias por escribir de manera clara pero sin espíritu de juicio. Es un equilibrio difícil -desde el punto de vista humano -pero guiado por el Espíritu es posible. Dios lo bendiga!

    Le gusta a 1 persona

  3. David Olivera dijo:

    Paz de Dios, muchas gracias por el artículo! Desde posadas misiones argentina saludos.

    Le gusta a 1 persona

  4. José Hernández dijo:

    Cuántas verdades, hermano Gabriel, las dos últimas presentaciones son excelentes y ese es el verdadero evangelio, vivir conforme a la voluntad de Dios imitando a Cristo. Recuerdo una frase, cuyo autor no evoca mi memoria, que dice aproximadamente así: Sal a predicar, y si es necesario habla.
    Como dice el hermano Jorge Espinosa,de Ecuador, cuán necesario es que las iglesias prediquen sobre estas verdades y enseñar a todo creyente que solo así puede agradar a Dios.
    No soy ningún santo, pero pido a Dios me güie por el camino a la santidad.

    Le gusta a 1 persona

    • Saludos hermano José, con nuestras fuerzas nunca podríamos lograrlo pero si estamos llenos del Espíritu Santo, seremos santos. El Señor conociendo nuestra debilidad, no nos dejó huérfanos, nos ha Enviado a Su Espíritu para que esté «con» y «en» nosotros. Bendiciones y gracias por comentar.

      Me gusta

  5. Gilbert valdez dijo:

    Alabó a DIOS por su maravilloso trabajo desde está página, me identifico plenamente con el fluir del ESPÍRITU que corre por todo el contenido de este ministerio y oro al SEÑOR para que esto sea notorio en su iglesia, verdaderamente que se está fraccionado LA VERDAD DE LA SANTIDAD, que EL SEÑOR nos ayude…………

    Le gusta a 1 persona

  6. Yurany dijo:

    Me gustaria saber o mejor dicho tener una claridad sobre «pecado», porque siempre se habla de que el pecado, nos asedia, el pecado nos separa del Señor, el pecado, el pecado, etc., pero para muchas personas les escucho decir, que como no roban, ni matan ni le hacen mal al prójimo, no tienen pecado…. podrían ustedes por favor ampliarme este concepto, pues me gustaria compartirlo sanamente con mis nietos que aun son adolescentes y ya comienzan a desviarse de lo sano para el cuerpo y el alma.

    Me gusta

  7. Pastor Francisco Saenz dijo:

    Excelente articulo, bendiciones.

    Le gusta a 1 persona

  8. Juan Carlos Valladares Sosa dijo:

    Siempre la diferencia va a ser en hacerlo practicarlo o ponerlo por obra comparemos los 2 textos Santiago 2 : 19 y Mateo 7: 24 el que tenga oidos para oir que escuche

    Le gusta a 1 persona

  9. muchas verdades en un solo articulo hace falta que la iglesia tome su cruz y siga en pos del maestro

    Le gusta a 1 persona

  10. Me hicieron reflexionar…. muchas gracias

    Le gusta a 1 persona

  11. Jorge Espinosa / Ecuador dijo:

    Hermano autor del mensaje y hermnos de diarios de avivamiento, gracias a Dios por ustedes, este mensaje es profundo y vital «sin santidad nadie verá al Señor» me ha expuesto y he dicho miserable de mi. Es necesario se predique desde el púlpito en cada iglesia local con insistencia hasta que se haga carne en nosotros las ovejas y ser transformados en santidad. Muchos hermanos y pastores desconocen esta página web de ustedes, por tanto no se enteran de contenidos, alguna forma debe haber para que se envíe a los correos de las iglesias del mundo.

    Le gusta a 1 persona

    • Saludos estimado Jorge, desearíamos que en cada púlpito cristiano se predicara la santidad como algo prioritario, solo podemos orar que el Señor envíe un anhelo profundo a cada corazón de los líderes, por su Espíritu. De todos modos, pusimos en PDF para descargar este artículo, así pueden los hermanos compartirlo con sus conocidos, contactos y líderes cristianos. Bendiciones!

      Me gusta

Nos gustaría saber tu opinión! Escribe un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.