George Jeffreys – Grandes Evangelistas de la Historia

En el mes de abril de 1928, todas las filas de sillones del histórico Royal Albert Hall, en Londres, estaban completamente llenas, poniendo a prueba la capacidad del anfiteatro, de la arena, de los camarotes y del foso de la orquesta. Miles de personas esperaban con expectación y rostros radiantes. Ellas estaban de pie regocijándose, y miraban con mucha atención la escena debajo de ellas.

En un área bajo la plataforma se forma una larga fila de hombres y mujeres exuberantes, que no vestían sus ropas del día a día, sino un traje especial. Las mujeres vestían túnicas blancas largas; los hombres, las camisas y los pantalones blancos. Ellos gritaban «¡Aleluya!» Y «¡Alabado sea el Señor!» Mientras esperaban su turno con alegre expectación. Algunos de ellos cantaban himnos o agitaban con entusiasmo a la multitud a su alrededor. Uno a la vez, bajaban las escaleras hasta el agua centelleante del tanque bautismal en el centro del salón, rodeado de bellos arbustos de hortensia. Un hombre de pelo oscuro vistiendo una túnica negra estaba en el tanque, con agua hasta la altura de la cintura, esperando para saludar a cada candidato antes de sumergirse en las aguas del bautismo.

En el tanque de hierro especialmente proyectado, una corriente de agua recordaba el río Jordán. A medida que cada candidato venía al frente, el evangelista George Jeffreys lo presentaba y pedía un breve testimonio. La primera en ser bautizada fue Florence Munday, de Southampton, que había estado postrada en cama durante catorce años antes de ser sanada en el nombre de Jesús. Uno por uno, cada individuo emergía del agua y salía por el otro lado de la plataforma, lleno del amor de Cristo y del poder de Su Espíritu Santo. Casi mil candidatos entraron en esas aguas bautismales después de la señorita Munday.

Jeffreys fue un fruto del Gran Avivamiento de Gales, movimiento que lo llevó al Reino de Dios. El Avivamiento del País de Gales no sólo fue responsable de su conversión, sino que también influyó en su visión del Cuerpo de Cristo – y así sería por el resto de su vida. En el concepto del Reino de Dios entendido por Jeffreys, el avivamiento no debía ser considerado una mera esperanza para el futuro; él estaba disponible para la Iglesia en el presente. Jeffreys sabía que Dios se movía en poder para llevar a la gente a arrodillarse en arrepentimiento y nueva vida, y él que veía las llamas de ese avivamiento inflamar los corazones de hombres y mujeres en todo el planeta.  Jeffreys ejerció un verdadero apostolado, él predicó la conversión y plantó iglesias. En los días actuales, conferencias con varios oradores pueden llenar varios salones y grandes auditorios, pero Jeffreys solo, con sus campañas, llenaba el Royal Albert Hall, el Crystal Palace y el Bingley Hall, entre otros grandes auditorios.

Como tal, George Jeffreys merece ser reconocido como uno de los generales de Dios, usado para dar origen al movimiento pentecostal en Gran Bretaña, así como para ayudar a despejar el camino hacia los avivamientos de sanidad del siglo XX.

 

Un pequeño comienzo

A finales del siglo XIX, ser pobre en el País de Gales significaba a menudo trabajar en las minas de carbón y sucumbir a la enfermedad pulmonar antes de los cincuenta años de edad. Thomas Jeffreys y su esposa Kezia vivían en Maesteg, Gales, donde Thomas trabajaba arduamente como minero de carbón. La pareja tuvo nueve hijos y tres hijas, y trabajaba duro para ganar su sustento en la pequeña ciudad minera. Su séptimo hijo, George, nació el 28 de febrero de 1889. Trece años antes había nacido su hermano Stephen. Cuando George vino al mundo, Stephen ya trabajaba con su padre en las minas de carbón hacía un año. Stephen seguiría trabajando en las minas durante los veintitrés años siguientes de su vida, incluso mientras predicaba el evangelio.

Como muchas madres pobres de Gales, Kezia Jeffreys sufrió el disgusto de perder dos hijos pequeños que murieron debido a enfermedades. Uno de ellos se llamaba George – ella dio ese nombre a su sexto hijo, en memoria del hijo muerto en noviembre de 1888. El segundo George Jeffreys era pequeño y enfermo, pero Kezia no quería perder otro hijo. Ella tuvo la determinación de nunca dejar que el niño trabajara con el padre en las minas de carbón, pues quería una vida diferente para él. Después de terminar los estudios a los doce años, como era costumbre. George trabajó como portero en las minas durante unos pocos años antes de que su madre encontrara para él un puesto de empleado en una tienda.

Todos los domingos, la familia frecuentaba la Iglesia Congregacional Independiente de Siloh, en Nantyffyllon. Cuando era chico, George solía pensar que algún día podría convertirse en un predicador de aquella iglesia. Cuando tenía sólo seis años, su padre murió de enfermedad pulmonar crónica, a los cuarenta y siete años.

Cuando George creció, su fragilidad se hizo más evidente. Él tenía un problema de habla y una parálisis facial que comenzó a extenderse por el lado izquierdo del cuerpo. Esto le causó angustia, pues él temió que nunca sería capaz de predicar el evangelio, y también que la parálisis pudiera acabar su vida tempranamente.

Un Poderoso Avivamiento en el País de Gales

Cuando George tenía quince años, su vida cambió radicalmente, así como la de su hermano Stephen. Evan Roberts, un muchacho lleno del Espíritu Santo, comenzó a predicar en todo el interior del País de Gales, llevando un poderoso movimiento del Espíritu Santo dondequiera que iba.

Desde los trece años, Roberts clamaba por una visita de Dios. Durante diez años él oró por un avivamiento en el País de Gales. Entonces, en 1903, a los veinticinco años, comenzó a orar por un poderoso movimiento del Espíritu Santo. En aquel año, después de escuchar un mensaje sobre entregarse totalmente a Dios, cayó de rodillas y le pidió al Señor que lo tomara y lo usara para su gloria. Sintió la paz y el poder de Dios visitándolo, así como un deseo ardiente de llevar el evangelio de Cristo a todo el pueblo de Gales.

Evans Roberts comenzó a predicar en iglesias y en reuniones al aire libre a partir de noviembre de 1904, y el Espíritu Santo se derramaba en esas reuniones. Había lloro y quebrantamiento, confesión de pecados y arrepentimiento en todas las reuniones. El Avivamiento del País de Gales había comenzado. Los encuentros de avivamiento se realizaban dondequiera que Roberts fuera llevado a ministrar. Las multitudes iban para oírlo y el Espíritu Santo se movía en olas sobre los corazones de las personas. Los cánticos y las alabanzas proseguían, a veces durante horas, seguidos por la confesión de pecados y un arrepentimiento santo. La oración se hacía al unísono y, a menudo, los miembros de la congregación interrumpían las oraciones con una palabra venida del Señor. Estas reuniones de oración se prolongaban hasta las primeras horas de la mañana, con el Espíritu moviéndose en los corazones de las personas, aun cuando había poca o ninguna predicación. Decenas de miles de personas se dirigían a las reuniones diarias y eran convertidas por el poder de Dios. El efecto sobre el País de Gales fue enorme. Bares y pubs fueron cerrados; las ventas de bebidas cayeron en el setenta y cinco por ciento. Las capillas fueron abiertas y el número de miembros de las iglesias fue creciendo. Cientos de miles de personas se convirtieron durante el Avivamiento del País de Gales. El avivamiento se esparció como fuego; una de las áreas más alcanzadas fue Maesteg, la ciudad natal de George y Stephen Jeffreys. Roberts y sus ayudantes visitaron la región en tres ocasiones distintas, y llevaron a más de cinco mil personas al Reino de Dios.

El 20 de noviembre de 1904, el reverendo Glasnant Jones se presentó ante la congregación de Siloh y predicó un mensaje de salvación. Antes de esa fecha, George y Stephen frecuentaban la iglesia de vez en cuando. En aquella mañana, experimentaron una conversión dinámica y fueron bautizados en el Espíritu Santo. Inmediatamente después, empezaron a servir al Señor en la iglesia, de todas las maneras posibles. Para el desánimo de los hermanos Jeffreys y de gran parte del País de Gales, el avivamiento en aquel país duró apenas dos años, antes de entrar en declive.

El Avivamiento Necesita Continuar

El Avivamiento del País de Gales se fue debilitando, pero un grupo de muchachos de Maesteg no estaba dispuesto a renunciar al poder de Dios. Ellos no creían que Dios haría nacer un avivamiento tan abrumador sólo para dejarlo terminar tan rápidamente. Entonces formaron un pequeño grupo de oración y se denominaron Hijos del Avivamiento. De rodillas, suplicaron a Dios para que enviara Su poder. En las décadas siguientes, sus oraciones serían respondidas de maneras que ellos jamás imaginarían.

Mientras el Avivamiento del País de Gales perdía fuerza, el Avivamiento de la calle Azusa, en Los Ángeles, California, estaba avanzando a toda velocidad. Además de arrepentimiento, el Avivamiento de la calle Azusa enfatizaba la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo con la evidencia del hablar en lenguas. En poco tiempo, la obra del Espíritu Santo que había comenzado en la calle Azusa se extendió por Europa. El pastor noruego Thomas Ball Barratt, conocido como T. Barratt, fue a Estados Unidos en 1905 para recaudar fondos para su misión Metodista en Oslo. Aunque permaneció en el país durante más de un año, la visita fue un fracaso financiero. Al prepararse para volver a Noruega en el otoño de 1906, él oyó hablar sobre el Avivamiento de la calle Azusa, y leyó la primera edición del diario impreso por el movimiento, Fe Apostólica. Después de intercambiar correspondencia con ellos, Barratt participó en una pequeña reunión en Nueva York y fue bautizado en el Espíritu Santo.

Al volver a casa en diciembre, compartió su testimonio con la gente de allí, resultando en un movimiento del Espíritu, y despertó gran interés y alguna oposición. Los visitantes llegaban de muchos lugares. Uno de ellos era un pastor anglicano, Alexander Boddy, de Sunderland, norte de Inglaterra. En su regreso a casa, invitó a Barratt a celebrar reuniones en Sunderland, testimoniando que lo que él había visto en Noruega era mayor de lo que él había sido testigo durante el Avivamiento del País de Gales. Barratt llegó el último día de agosto de 1907 y permaneció en Sunderland hasta principios de octubre. Muchas personas fueron bautizadas en el Espíritu Santo y hablaron en lenguas, incluyendo la esposa de Boddy, Mary, y sus jóvenes hijas Mary y Jane. Fue durante los últimos días de las reuniones de Barratt que el periódico local tuvo interés por lo que estaba sucediendo. Enseguida la noticia se extendió a los periódicos más grandes y luego Boddy encontró su casa rodeada por periodistas. El propio Boddy sólo fue bautizado en el Espíritu en diciembre, después de que Barratt se había ido. Al año siguiente, Boddy organizó la primera de una serie de conferencias pentecostales anuales en Sunderland, que continuaron hasta 1914 y el inicio de la Primera Guerra Mundial. Sería en esas reuniones que el camino de Boddy se cruzaría con el de Jeffreys.

Sanado para predicar la Palabra de Dios

Algunas de las personas del País de Gales abrazaron esa enseñanza pentecostal. A principios de 1910, George y Stephen Jeffreys comenzaron a participar en reuniones pentecostales realizadas por el pastor bautista galés William George Hill. Anteriormente, los hermanos se habían opuesto a esta enseñanza, pero poco después la aceptaron como una experiencia de los días actuales, específicamente Mateo 3:11: “Yo los bautizo con agua para arrepentimiento. Pero después de mí viene alguien más poderoso que yo, tanto que no soy digno ni de llevar sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.” El bautismo en el Espíritu Santo llenó a George de un deseo apasionado de predicar el evangelio. Pero había un serio impedimento en su camino: su debilidad y parálisis facial se estaban haciendo más pronunciadas y harían que le fuese casi imposible predicar.

En una mañana de domingo, en 1910, antes del inicio del culto en la iglesia, George fue sanado por el poder de Dios. Más tarde, él contaría su experiencia a la congregación:

Cierto domingo por la mañana, estábamos arrodillados en oración e intercediendo por los cultos de aquel día. Eran exactamente las nueve horas cuando el poder de Dios vino sobre mí, y yo recibí una corriente de vida divina tan intensa, que sólo puedo comparar la experiencia a recibir una descarga eléctrica. Parecía que mi cabeza estaba conectada a una batería eléctrica muy potente. Todo mi cuerpo, de la cabeza a los pies, fue vivificado por el Espíritu de Dios, y me sanó. A partir de ese día, nunca tuve el menor síntoma del antiguo problema. Desde entonces, muchas veces invoqué el poder vivificador del Espíritu sobre mi cuerpo.

La oportunidad de predicar vendría pronto para George, pero para Stephen, fue inmediata. Aunque trabajaba durante el día en las minas de carbón, Stephen empezó a predicar por la noche. Él era un pastor entusiasta, que andaba de allá para acá por los corredores, llamando al pueblo al arrepentimiento. Y el pueblo respondía a ese llamado, debido a la unción de la Palabra de Dios. Stephen quería que George ministrase con él, pero George quería asistir al seminario bíblico antes, para estar mejor preparado para lo que pensaba que sería un llamado al campo misionero en el extranjero. Kezia Jeffreys se había casado de nuevo y acordó enviar a George al seminario.

En el otoño de 1912, George entró al Seminario Bíblico Thomas Myerscough, en Preston, Pais de Gales. Allí, por la providencia de Dios, conoció a varios de los hombres con quienes iba a servir a lo largo de su vida adulta, incluyendo a William Burton, futuro fundador de la Misión Evangelística Congo, y Ernest John Phillips, que serviría como secretario general del movimiento Elim durante casi cuatro décadas.

La Isla Emerald

A principios de 1913, Stephen comenzó a predicar en una cruzada evangelística en Swansea, Gales, y las reuniones crecieron rápidamente en frecuencia y tamaño. Necesitaba ayuda urgente, Stephen llamó a George en casa, que dejó la escuela bíblica para ayudarle.

Las reuniones continuaron durante siete semanas y lanzaron oficialmente los ministerios de los dos hermanos Jeffreys. A partir de allí, ellos predicaron en otras partes del País de Gales y hubo decenas de conversiones. Su primer milagro de curación ocurrió cuando Edith M. Carr fue sanada de una enfermedad en el pie, que los médicos habían planeado amputar. Stephen y George fueron a su casa, la ungieron con aceite, impusieron las manos sobre ella y oraron. Dios respondió a la oración de fe y la sanó totalmente. Más tarde, dio testimonio del poder de Dios, que la tocó cuando los hermanos Jeffreys oraron, diciendo: «Una gran luz me envolvió y me llenó de gran poder; me levanté del sofá y me quedé sobre los dos pies; a continuación, caminé suavemente por la habitación con casi ninguna ayuda. Las personas venían de muy lejos para ver por sí mismas a la mujer que había sido sanada y para oír a los hermanos Jeffreys predicar.

En 1913, Boddy invitó a los hermanos Jeffreys a participar en su conferencia pentecostal anual en Sunderland, pero sólo George aceptó. Casi todos los hombres en el palco eran líderes cristianos cuarentones y cincuentones que habían servido a Dios durante muchos años. George tenía sólo veinticuatro años, pero impresionó tanto al predicar, que Boddy le invitó a permanecer en Sunderland y seguir predicando, incluso después del cierre de la convención. Esto confirmó su influencia creciente en el movimiento pentecostal de Inglaterra, que había nacido a lo largo de una sucesión desde Azusa a Barratt, Boddy y ahora los hermanos Jeffreys. Aunque había creído que el llamado de Dios para su vida sería como misionero en el extranjero, George pronto descubrió que su verdadero campo misionero estaría en la propia Gran Bretaña.

Fue en ese momento de la vida de los hermanos Jeffreys que los ministerios de Stephen y George siguieron direcciones distintas. Stephen fue invitado a pastorear una iglesia en Llanelli, en el País de Gales, mientras que George pasó a ser un predicador itinerante, y posteriormente fundó el movimiento Elim. En los años siguientes, los hermanos ministraron juntos por el ministerio en algunas ocasiones, pero el resto de este capítulo se concentrará en el ministerio de George Jeffreys.

El siguiente llamado de Dios a George fue a la Isla Emerald. William Gillespie, un pastor pentecostal de Belfast en Irlanda, asistió a la Convención Sunderland y quedó fuertemente impresionado con la predicación de George. Él invitó a George a ir a Belfast para llevar a cabo una serie de reuniones. La ida de George a Irlanda fue un momento decisivo para su ministerio. Inicialmente, las cosas se movieron lentamente, pero a medida que ministraba por toda la zona rural de aquel país, más convertidos fueron añadidos a la iglesia y las llamas del avivamiento fueron alimentadas.

En Irlanda, George conoció a Robert Ernest Darragh, líder de alabanza que sería su confidente más íntimo durante los cuarenta años siguientes. El Sr. Phillips se unió a ellos en 1919, con varios otros, entre ellos John Carter, hermano de Howard Carter, y E. W. Hare, que fuera el líder de la Unión Cristiana en la Universidad de Cambridge.

Un equipo de hermanos

El Señor trae a las personas del Cuerpo de Cristo para que ministren juntas conforme a Sus propósitos. En enero de 1915, George se reunió con un grupo de seis jóvenes en Monaghan, Irlanda, para lo que se convertiría en una reunión importante. Registros de la reunión revelan que los jóvenes “se unieron con el propósito de discutir el mejor medio de alcanzar a Irlanda con el Evangelio Pleno siguiendo una línea pentecostal”. Ellos declararon que “George Jeffreys, del sur de Gales, que estaba presente con nosotros”, estaba invitado “a asumir una obra evangelística permanentemente en Irlanda”, y que ellos trabajarían con él para proporcionar el lugar y el apoyo a sus esfuerzos evangelísticos. Los hombres eligieron el nombre “Equipo Evangelístico Elim” para representar su iniciativa. ¿Por qué Elim? En el Antiguo Testamento, Elim era un oasis en el desierto, un lugar donde los hijos de Israel encontraron refrigerio justo después de salir de Egipto en camino a la Tierra Prometida (ver Éxodo 15:27). El grupo de oración creía que llevaría refrigerio al pueblo de Irlanda por medio de la predicación de la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo. Poco después de eso, Robert Darragh y Margaret Streight se convirtieron en uno de los primeros en unirse a George Jeffreys y al Equipo Evangelístico Elim. Robert estaba listo para trabajar junto a su amigo y ver vidas transformadas para Jesucristo.

 

El Equipo Evangelista Elim abrió su primera iglesia, la Elim Christ Church, en Belfast, y nombró a George como pastor. En 1917, se hizo necesario desarrollar una organización formal. El grupo había heredado una propiedad de un antiguo miembro de la iglesia, pero para recibir la renta de la venta del inmueble, ellos tenían que ser una organización formalmente instituida. Así nació el Consejo de la Alianza Evangélica Cuadrangular Elim. Según el historiador pentecostal Desmond Cartwright, “fue en ese punto que lo que había comenzado como un simple esfuerzo evangelístico, de un pequeño grupo ansioso por ganar otros para Cristo, se convirtió en una denominación separada.

En el seno de la Alianza se formó un grupo menor de hombres, que ayudarían a Jeffreys directamente en las reuniones evangelísticas. Ellos eran llamados el Grupo del Avivamiento. Estos hombres se convertirían en los más firmes apoyadores de Jeffreys a lo largo de los días venideros de gloria y persecución.

Inglaterra para Jesús

En 1921, el grupo Elim decidió trasladar la sede del movimiento al barrio Clapham, en Londres, donde abrió una iglesia que pronto creció: de unas pocas personas a quinientos miembros. George no quería abandonar su obra en Irlanda, pero toda Gran Bretaña estaba abierta ante ellos. En todos los lugares donde era invitado a predicar, él enfatizaba el mensaje del evangelio cuádruple – una vez más: Jesucristo salva, sana, bautiza en el Espíritu Santo y vendrá como Rey. A lo largo de varios años siguientes, las campañas evangelísticas fueron ganando fuerza de modo lento, pero constante, por todas las Islas Británicas.

En 1924, el movimiento Elim adquirió una prensa y fundó una editora -otro camino para compartir la Palabra de Dios. Ellos también instituyeron un seminario bíblico, para entrenar a nuevos obreros para las iglesias que estaban naciendo después de las cruzadas evangelísticas de Jeffreys. Era sólo el principio; las cosas empezaban a florecer.

En aquel mismo año, un pequeño grupo de hombres de la Alianza Pentecostal Elim, incluidos los hermanos Jeffreys y Darragh, viajó a Estados Unidos y Canadá para observar el movimiento del Espíritu Santo en esas naciones. En la visita a Estados Unidos, Jeffreys pasó algún tiempo en el Angelus Temple, en Los Ángeles, California, la casa central de culto de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular, con quinientos lugares, donde conoció a Aimee Semple McPherson, fundadora de la denominación. Jeffreys quedó intrigado con su ministerio y con la forma dramática con que presentaba el evangelio completo. Después de conocerla, su autoconfianza como avivalista pareció aumentar.

Aimee Semple McPherson

A principios de 1926, el grupo Elim lanzó una campaña de avivamiento en el Ayuntamiento de Portsmouth, Inglaterra. En pocos días, el salón ya no era lo suficientemente grande para acomodar a las multitudes. Jeffreys envió una carta al Sr. J. Phillips, secretario general de la Alianza Evangélica Cuadrangular Elim, informándole con entusiasmo: «Este es el mejor momento de mi vida. Almas se rinden continuamente a Cristo, las curaciones más sorprendentes y maravillosas suceden, y ayer, cientos de personas no pudieron entrar en el Ayuntamiento una hora antes del inicio.” La campaña siguiente de Jeffreys fue en Liverpool, donde él alquiló el Liverpool Boxing Stadium para celebrar las reuniones, él predicó de dentro del propio ring de boxeo.

En los días previos a la Pascua de 1926, el equipo Elim se estaba preparando para una convención en el Surrey Tabernacle, en Liverpool, cuando Jeffreys recibió una llamada sorpresa de Aimee Semple McPherson. Ella le dijo que estaba en Francia y quería viajar a Londres para celebrar algunas reuniones antes de ministrar en Palestina. El equipo se quedó un poco perplejo, pero la invitó a participar en las reuniones en el Surrey Tabernacle. Ella pasó algunos días ministrando en Londres antes de seguir hacia Palestina. Planeaba unirse a Jeffreys para las reuniones de la Pascua, cuando volviese de Oriente Medio. La reserva del Surrey Tabernacle fue cancelada y las reuniones fueron reprogramadas para el Royal Albert Hall en Londres para acomodar a las multitudes que se esperaba que Aimee Semple McPherson atrajera. Ella predicó la noche del domingo de Pascua y al día siguiente. La prensa británica se entusiasmó con la oportunidad de cubrir las reuniones encabezadas por esa conocida y brillante predicadora norteamericana. Con todo, los ingleses realmente no se entusiasmaron con ella, pues no estaban acostumbrados al comportamiento teatral y exaltado de Aimee.

Un mes después, Jeffreys recibió un telegrama de la madre de Aimee, diciendo que ella había desaparecido o ahogado en el mar, y que requería su presencia urgente para llevar las reuniones en el Angelus Temple. La respuesta de Jeffreys al telegrama fue vacilante. Él le informó a la Sra. Kennedy, madre de Aimee, que estaba en medio de una campaña en Belfast y no podía viajar a Estados Unidos, pero oraría sobre su petición. Sus consejeros más cercanos pidieron cautela, debido a la naturaleza de la ciudad de Hollywood y al tono dramático del ministerio en el Angelus Temple. Antes de que hubiera tiempo para tomar decisiones, Aimee apareció en el desierto, el 23 de junio, a las afueras de una ciudad mexicana cercana a la frontera de Arizona [contando una extraña explicación sobre su desaparición, la cual nunca pudo justificar, y que provocó el deterioro de su ministerio y pérdida de credibilidad] Aunque Jeffreys nunca se involucró con el ministerio de Aimee [la forma teatral de predicar de Aimee no era del agrado de Jeffreys], sí adoptó la designación de “Evangelio cuadrangular”, de modo que la Alianza Pentecostal Elim se convirtió en la Alianza Evangélica Cuadrangular Elim.

Fuegos de Avivamiento y Sanidad

Las llamas del avivamiento brillaron intensamente en 1927. En aquel año, Jeffreys realizó un récord de nueve cruzadas y vio miles de personas convertidas a Cristo y curadas de modo conmovedor. Él y su equipo se movían de una campaña grande y exitosa a la siguiente. Comenzaron el año en Glasgow, donde más de mil quinientos fueron salvos en un mes. La campaña más extraordinaria del año fue en Leeds, en marzo y abril. Era la tercera campaña de Jeffreys en esa comunidad, y la fe de la congregación local creció. En apenas dos semanas, más de dos mil personas fueron salvas y muchas de ellas experimentaron la mano milagrosa de Dios. Una demostración marcada del amor y del poder de Dios fue la cura de James Gregson, un milagro recordado durante mucho tiempo por el pueblo de Inglaterra. James Gregson era un completo lisiado, cuyo único modo de moverse era arrastrarse por el suelo, arrastrando las piernas torcidas. James era metalúrgico y en un grave accidente en el trabajo, desplazó muchos huesos de su cuerpo. Los médicos no pudieron hacer nada por su cuerpo roto y se quedó lisiado y sin esperanza de sanación. James no podía sentarse, pues eso le causaba un dolor insoportable, entonces tenía que pasar la mayor parte del tiempo acostado.

Una noche, al leer el periódico local, su esposa se enteró de la campaña Elim y del ministerio de George Jeffreys. El sábado siguiente, James fue a la reunión. Él llegó en sus muletas, con las piernas arrastrando detrás de sí. En aquella noche, el mayor milagro de todos sucedió: fue salvado y su alma fue redimida por toda la eternidad. Radiante con la gracia de Dios, él se arrastró de nuevo a la reunión al día siguiente. Los auxiliares de la campaña lo llevaron al frente y lo dejaron frente a la plataforma, donde Jeffreys oró por él.

Más tarde, James recordó: “Cuando él impuso las manos sobre mí, fue como si varias manos hubieran sido colocadas a lo largo de todo mi cuerpo y sentí cada hueso volviendo a su lugar”. En las dos semanas siguientes, James ganó fuerza y quince kilos de peso, en poco tiempo, fue capaz de regresar al trabajo de metalúrgico. El lunes de la Pascua, unos pocos días después de su sanidad, él dio un testimonio en el Royal Albert Hall ante miles de personas. A la mañana siguiente, el periódico Morning Post de Londres, publicó una historia sobre la reunión, con un título que decía: “Platea de Londres Fascinada”. Años más tarde, James Gregson testificó que nunca volvió a perder un día de trabajo después de su curación.

La señorita Edith Scarth también fue gloriosamente curada durante la campaña en Leeds. Ella sufría de tuberculosis de la columna vertebral y tenía que permanecer acostada de espaldas y ser conducida en un carrito especial. Durante años ella usaba un chaleco con férula, que subía detrás de la cabeza y era sujetado a la frente con una correa. La primera vez que oyó hablar de las reuniones de Jeffreys en Leeds, ella se quedó escéptica, pero luego en desesperación, ella se determinó a ver por sí misma si Dios realmente estaba actuando en aquel lugar. En la segunda reunión de la que participó, Edith abrazó el mensaje de la salvación. Jeffreys llamó a aquellos que necesitaban sanidad, para recibir la oración, pero había demasiados como para imponer las manos individualmente. Entonces, pidió que se quedaran de pie para una oración colectiva. Aferrándose a un asiento delante de ella, Edith se puso de pie. De repente, el Espíritu Santo se movió en su cuerpo.

El hermano Jeffreys oró y algo sucedió. Sentí como si alguien levantara algo fuera de mi cuerpo. Todo mi cuerpo fue cargado con nueva vida y un nuevo poder. Mi cabeza se encajó de nuevo en el lugar. ¡Yo estaba curada! Mi madre miró con asombro. Yo quería cantar, gritar, bailar. Cuando llegué a casa, subí los escalones corriendo; ¡no tenía calma para caminar! Fui curada el 11 de abril de 1927. Mi médico no pudo encontrar ningún vestigio de tuberculosis. Mi columna estaba perfectamente recta y yo estaba muy bien.

Dieciocho meses después de ser salvada y curada, Edith recibió el bautismo en el Espíritu Santo, con el poder de testificar a los demás acerca de la maravilla que Dios había hecho por ella. Ella continuó divulgando: “Cuando todos los demás fallan, Él nunca falla”.

Una Primavera Milagrosa

Más tarde, en la primavera de 1927, la campaña de Jeffreys se trasladó a Southampton. Al principio, las reuniones eran pequeñas, pero pronto crecieron y registraron numerosas salvaciones. La Srta. Florence Munday recibió un milagro excepcional en las reuniones de Southampton. Ella se levantó de su silla de ruedas en un culto en el Wesleyan Central Hall, en mayo de 1927. Su emocionante testimonio aumentó la fe de muchos.

Catorce años antes, Florence había se había caído y lastimado la rodilla. Una tuberculosis se estableció en la lesión y, desde entonces, se quedó incapaz de ponerse de pie o andar. Además, desde la infancia, ella sufría de una enfermedad de la piel que le exigía cubrir totalmente los brazos con vendajes, para proteger la piel agrietada que sangraba. Los médicos habían proyectado varias formas diferentes de yeso para su rodilla, pero sin éxito -a cada intento ella todavía reportaba dolor. Ellos finalmente habían decidido que la única solución era amputar la pierna, con una amputación tan completa que un miembro artificial estaría fuera de cuestión. Fue en ese momento que el Señor intervino. Las hermanas de Florence participaron en una reunión de avivamiento de Jeffreys y vieron a una mujer recibir la curación y levantarse de su silla de ruedas. Después de ese evento, Ivy, una de las hermanas de Florencia, insistió en que ella participara en una reunión de Jeffreys. Florencia estaba nerviosa, pero estuvo de acuerdo. El 4 de mayo de 1927, su madre y su hermana la llevaron a una reunión en su «carro para inválidos». Jeffreys predicó sobre las decepciones de los cristianos, asunto que tocó el corazón dolorido de Florence. Durante el himno «All Hail the Power of Jesus Name«, Florencia sintió el poder de Dios para comenzar a descender sobre ella.

No mucho tiempo después, Jeffreys se acercó a Florence en su silla de ruedas. “¿Cuánto tiempo llevas acostada en esa vieja ‘carroza’?”, Preguntó. Florencia respondió: “Catorce años. No camino hace ya catorce años. El problema es mi rodilla. Es una enfermedad degenerativa.” -“¿Crees que el Señor puede curarte?”, preguntó él. “Sí”, respondió Florence. Entonces, Jeffreys le pidió que regresara siguiente tarde de reunión de sanidad.

En el día señalado, Jeffreys oró por ella: “Oh, Señor, haz retroceder esta enfermedad y desbloquea esas articulaciones.” Mientras él oraba, el poder de Dios recorrió el cuerpo de Florence como una ola, balanceando la silla de ruedas. Ella se sentía que la rodilla se doblaba dentro de la férula. Su testimonio continúa: “Me ungió con aceite y, mientras él oraba, mi cuerpo entero vibraba con vida, estaba bajo el poder de Dios. Mi pierna se movió hacia arriba y hacia abajo en la férula tres veces y luego fui capaz de levantarme, todo el dolor se había ido, yo estaba curada, ¡yo estaba de pie por primera vez después de catorce años! Di la vuelta a aquel gran edificio tres veces… Jesús, ¡tú eres todo para mí!”

Ella durmió durante toda la noche por primera vez en muchos años y, a la mañana siguiente, despertó y descubrió que todos los vestigios de su enfermedad de piel habían desaparecido. Como mencioné al principio de este capítulo, al año siguiente estaba entre los mil convertidos que fueron bautizados en el Royal Albert Hall, en la Pascua. En los treinta años siguientes, Florence sirvió como líder en Elim Church, en Gosport, Inglaterra, y no se jubiló hasta los setenta y pocos años. La campaña en Southampton fue un tremendo éxito en salvaciones y curaciones. ¡El Señor se había movido en misericordia y gran poder!

Bautismo de Florence Munday por George Jeffreys

El Evangelista: Señales y Maravillas lo acompañan

En mayo de 1927, Jeffreys se mudó a Brighton, donde realizó campañas de avivamiento durante diez semanas. La predicación de la Palabra continuó llevando nuevos convertidos a Cristo, acompañada de señales y maravillas. La señora Algernon Coffin, esposa de un pastor bautista, fue milagrosamente curada de cáncer e hidropesía. Ella recibió un diagnóstico de cáncer diez años antes, cuando le dijeron que tendría sólo unos meses de vida. Dios le dió vida, pero ella continuaba sufriendo de dolores y tomaba los medicamentos más fuertes disponibles para traer alivio. Debido al líquido en sus pulmones, durante diez años ella no pudo acostarse y dormía en sillas altas.

La señora Coffin testificó:

Los médicos me examinaban repetidas veces y decían a mi querido esposo que no había ninguna esperanza. Yo estaba en total desesperación; los médicos habían hecho todo lo que podían y desistieron. Yo iba a morir. Pero, Dios sea alabado, la limitación del hombre es la oportunidad de Dios. En ese preciso momento, Dios envió a su amado siervo, George Jeffreys, a Brighton. Decidí ir a la reunión de sanidad divina en la tarde del 19 de mayo de 1927, en el Royal Pavillion. Oraron por mí y sentí un estremecimiento interior en todo el cuerpo, entonces fui inmediatamente curada. Todo mi dolor cesó, fui capaz de dormir y no necesité más esas medicinas.

Menos de una semana después, un médico fue a su casa para una consulta domiciliar y quedó atónito cuando su paciente atendió a la puerta. “¿Qué pasó, señora Coffin?” Preguntó él, sorprendido. “¿Es usted misma?” “Estoy curada y muy bien, después de que usted me dijese que no había esperanza. En mi desamparo y angustia, apele a Alguien más elevado, cuyo poder no es limitado, y no apelé en vano”. La respuesta del médico fue: “No puedo lo comprender, pero me alegro por usted”.

Enviado a Plantar Iglesias

Durante estos años de gran avivamiento, él no sólo predicó y condujo a cientos, o incluso a miles de personas, en conversiones a cada ciudad; sino que también plantó nuevas iglesias en los lugares donde predicó. Como un pionero del movimiento pentecostal, Jeffreys fue enviado por el Señor a predicar un mensaje del evangelio pleno. Los recién salvos y bautizados en el Espíritu Santo querían tener comunión en una iglesia en la cual el poder del Espíritu Santo era acogido y abrazado. Jeffreys hacía una campaña durante varias semanas en una ciudad y siempre encontraba un grupo de creyentes que querían unirse al movimiento Elim. Entonces, él nombraba a un pastor para dirigir la nueva iglesia pentecostal, la Alianza Evangélica Cuadrangular Elim alquilaba o compraba un edificio donde la nueva congregación pudiera reunirse, y el equipo de administración cuidaba de todos los demás detalles. Al año siguiente, las campañas continuaron, aunque no tantas como en el año anterior. Jeffreys visitó Croydon, Reading, Eastbourne, Bath, Exeter y Bradford, añadiendo miles de convertidos al Cuerpo de Cristo. En 1928, había 70 iglesias Elim en las Islas Británicas. En 1930, el número ascendía a 100 y, en 1933, ya eran 153 iglesias. En 1933, Jeffreys predicó en ciudades como Aberdeen, en la que se agregaron 400 convertidos. Inmediatamente, una nueva iglesia fue fundada allí. Una vez más, en su ministerio misionero, Jeffreys establecía continuamente nuevas congregaciones para extender el Reino de Dios en la Tierra. “Su éxito ciertamente es el resultado de servir a Dios con los dones ministeriales que él había recibido, específicamente los de misionero y evangelista.”

Algunos años más tarde, en 1936, las iglesias Elim reconocieron el ministerio apostólico de Jeffreys y sus veinticinco años de servicio dedicado al movimiento:

Como un apóstol, usted despejó el camino hacia el mensaje del Evangelio Pleno y estableció iglesias en las ciudades más grandes y las aldeas de las Islas Británicas. Como evangelista, su ministerio fue inequívoco y bendecido por Dios. Por medio de su proclamación fiel del evangelio, usted llevó un incontable número de personas a Cristo.

Las iglesias Elim que Jeffreys plantaba, estaban regidas por un conjunto de reglas, que fueron revisadas para atender a las necesidades variables de la denominación en crecimiento. Había tres formas de administración practicadas por las iglesias Elim: la administración central de Clapham, la administración personal de un ministro, y la administración local de diáconos. Los ministros de la denominación eran supervisados de cerca por la sede en Londres, y todo el trabajo se dividía en distritos, cada uno con un administrador superintendente. A medida que las campañas se expandían y las iglesias crecían, una sensación de inquietud surgía entre las personas en cuanto a las políticas de administración de las iglesias. Sin embargo, el poder del Espíritu Santo siguió moviéndose en aquel país.

En aquella época, el Grupo del Avivamiento consista en R. Darragh, líder de alabanza; Albert W. Edsor, pianista; y James McWhirter, organizador de la campaña. Estos hombres estaban con Jeffreys casi constantemente, prestando ayuda y apoyo. Ellos trabajaban como un grupo bien amalgamado. Ninguno de estos hombres estaba casado, pues todos dedicaban todo su tiempo y energía a difundir el evangelio de Jesucristo.

En 1932, Jeffreys escribió el libro Healing Rays (Rayos de sanidad), un estudio detallado del poder de sanación de Cristo a lo largo de toda la historia de la Iglesia cristiana. En el libro, Jeffreys afirma que, aunque el pecado, la enfermedad y la muerte componen una maldición que cayó sobre la tierra como consecuencia de la desobediencia de Adán, la obra expiatoria y redentora de Jesucristo es la respuesta para superar la maldición en su totalidad. Según Jeffreys, cura y liberación de enfermedades pueden ser vivenciadas ahora, y la liberación final de la muerte vendrá cuando Cristo regrese en gloria. En Healing Rays, Jeffreys también defendió claramente la cura divina en los días actuales, con base en la Palabra de Dios y en la infinidad de personas que testimoniaron la curación desde la fundación de la Iglesia cristiana. Él compartió los testimonios de los primeros Padres de la Iglesia, que hablaban del poder de curación de Dios en operación. Clemente, en el siglo 1ª; Ireneo, en el siglo 2; y Tertuliano y Orígenes, en el siglo 3; todos hablaron de “discípulos en su nombre, que todavía hacen milagros… otros todavía curan a los enfermos imponiendo sus manos sobre ellos, y ellos son sanados”. Para los miembros de las grandes denominaciones que desconfiaban de las afirmaciones de sanidad divina, Jeffreys incluyó una cita de Martín Lutero: “Con qué frecuencia sucedió, y aún sucede, los demonios ser expulsados en nombre de Cristo; también, por invocación de su nombre y de oración, los enfermos ser sanados”.  Siempre que las personas se burlaban de la idea de que el poder de Dios cura en los días actuales, Jeffreys respondía enfáticamente: “Son casi dos mil años desde que el canon sagrado de las Escrituras fue cerrado, pero la dispensación del Espíritu Santo, milagros, señales y prodigios, continúa hasta hoy.” Recordó a los creyentes que el mismo mensaje del evangelio que llevó a hombres y mujeres a Cristo en el Nuevo Testamento, todavía está convirtiendo a los pecadores hoy; y que el mismo Espíritu Santo que los condenó por el pecado y los sanaba también está condenando y sanando hoy.

Jeffreys pretendía que cada congregación, que perteneciese a Elim, tuviese más autonomía de gobierno y que no se centralizara el poder; es decir, que cada congregación tuviera más poder de decisión y no dependiera tanto de una oficina o consejo central [deseaba un sistema similar al que aplicaban las Asambleas de Dios]. Pero el Consejo Ejecutivo no lo apoyó en su idea, y luego de una amarga disputa, Jeffreys prefirió renunciar y formar con sus colaboradores más estrechos una nueva denominación a la que llamó Bible Pattern Church Fellowship, al que lideró por más de 20 años.

Jeffreys expresó así el motivo de su salida: “La esencia del motivo de mi dimisión de Elim, fue el rechazo de la mayoría de mis compañeros del Consejo Ejecutivo de acompañarme en el sentido de establecer la soberanía de la iglesia local en todas las iglesias de la Alianza Evangélica Cuadrangular Elim. En 1940, convoqué una conferencia de ministros y líderes de Elim que compartían mi convicción. En ese encuentro, fue fundada la Bible Pattern Church Fellowship, con base en la soberanía de la iglesia local.”

Jeffreys, como hombre de avivamiento, temía que un gobierno centralizado que ejerciera tanto control sobre las congregaciones, terminara apagando el fuego y convirtiendo un movimiento vigorizante en una cadena de sucursales de una mega empresa. Como uno de los pastores expresó tras la salida de Jeffreys: “Ellos expulsaron el espíritu apostólico, y tomaron la mano muerta del espíritu administrativo para liderar la denominación”. Jeffreys concluyó: “Fue allá atrás, en el 1915, que nosotros, los de Elim, cometimos el gran error que moldeó el destino del movimiento. No establecimos la soberanía bíblica de la iglesia local en la primera iglesia de Elim”. Paradójicamente, veinte años después de la muerte de Jeffreys, las dos denominaciones que él fundó se volvieron a unir.

A veces se piensa que el evangelista es una persona de carácter extrovertido, gritón, que gesticula cuando habla, sin embargo George Jeffreys era introvertido y tímido en su vida diaria, y en la predicación no le gustaba exagerar ni dramatizar; pero la unción en él era evidente. No es la actuación, sino la unción la que no debe faltar en el púlpito. 

Hasta el final de su vida, Jeffreys continuó realizando grandes campañas evangelísticas. El 26 de enero de 1962, un mes antes de cumplir los setenta y tres años, partió con el Señor.

“Jeffreys era un fiel hombre de Dios, un hombre intrépido y un destacado pescador de vidas para Dios… Él era, por encima de todo, un notable conquistador de almas y uno de los mayores evangelistas del siglo XX, permaneciendo activo en su servicio honrado a Dios por los perdidos y por los enfermos en el cuerpo hasta el fin.”

A finales de 1961, Reinhard Bonnke, un joven alemán estudiante de la Biblia, estaba caminando por las calles de Clapham, en Londres, con unas horas de descanso antes de su viaje a casa. Él estaba yendo a Alemania, salido del Bible College of Wales, en Swansea, donde estaba siendo entrenado para el ministerio. Mirando a las casas a su alrededor, Bonnke reconoció repentinamente el nombre de George Jeffreys en una placa en el exterior de una casa similar a un castillo. Bonnke golpeó animadamente en la puerta y preguntó si podía ver a Jeffreys, que él sabía ser el mayor evangelista inglés desde John Wesley. La empleada estaba a punto de dispensar a Bonnke cuando el propio Jeffreys vino a la puerta y lo invitó a entrar. Bonnke sentía haber sido «transportado a la morada de un apóstol». Ellos conversaron durante algún tiempo acerca del mundo perdido y de la necesidad general del evangelio de Jesucristo; Entonces, Jeffreys extendió la mano y las impuso sobre la cabeza del joven. Él oró por su ministerio y por la capacitación de Dios para el evangelismo. Hasta hoy, Bonnke cree que fue en ese momento que recibió su unción para el ministerio. “Ahora percibo que esa es mi verdadera ordenación, por Dios, como evangelista”. En la última mitad del siglo 20 y principios del siglo 21, Bonnke demostró ser, de hecho, un evangelista mundial, especialmente en África, donde sus campañas de evangelización al aire libre atrajeron a multitudes que llegaron hasta un millón y medio de personas, seguidas por señales y prodigios propios de un evangelista de sanidad.

Traducido por Gabriel Edgardo LLugdar del libro Los Generales de Dios: Los evangelistas de Sanidad – de Robert Liardon – Diarios de Avivamientos 2018

Acerca de diariosdeavivamientos

Soy Gabriel, seguidor de Cristo. Vivo en Córdoba, Argentina. Amo la Historia de la Iglesia, desde la Patrística hasta nuestros días; y amo a la Iglesia, la militante y la victoriosa, la visible y la invisible, con sus luces y sombras; no soy imparcial, pero intento compartir lo que creo y pienso sin fanatismos ni sectarismos. Bienvenidos a mi blog.
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2 respuestas a George Jeffreys – Grandes Evangelistas de la Historia

  1. PAULINO dijo:

    gloria a Dios por tan poderosos testimonios del poder del Espíritu Santo.

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  2. José Antonio Hernández dijo:

    No dejo de dar gracias a Dios por su disposiciòn de llevarnos a travès de la historia y maravillarnos en la obra poderosa del Señor para salvaciòn de tantas almas.
    Aunque a veces siento tristeza de que hoy en dìa esos avivamientos son pocos avistados, y me lleva a pensar o preguntarme: ¿serà que hoy en dìa habemos pocos hombres que oremos con verdadera fe y perseverancia?
    Sè de hombres como el desaparecido Billy Graham y de Reinhard Bonnke, a quien admiro profundamente, que han marcado hito en la historia de la evangelizaciòn, dando a conocer la obra redentora de Dios por medio de su hijo Jesùs.
    Cuànto se necesita hoy dìa de una manifestaciòn gloriosa de nuestro Señor, por medio del Espìritu Santo, para salvaciòn de tantas almas perdidas.
    Orar, orar, orar y orar es nuestro compromiso para que se logre un avivamiento en los paìses donde Dios ha sido olvidado.
    Nuevamente gracias, hermano Gabriel, por recordarnos la principal razòn para la cual vivimos: Honrar y glorificar al ùnico Señor y Rey a travès de la predicaciòn de su palabra.
    Bendiciones.

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