La Inquisición propiamente dicha no encuentra justificativo en la Biblia, a menos, claro, que se manipulen maliciosamente los textos sagrados; o en todo caso, sin malicia, se hagan interpretaciones o aplicaciones anacrónicas. La imposición de un castigo físico, o material, a los herejes comienza con una rara interpretación de la parábola de la gran cena de Lucas 14:23, por parte de san Agustín.
“Algunos fanáticos donatistas, radicales desde el punto de vista religioso y llamados «circumceliones», que se presentaban como santos, campeones de la fe y soldados de Cristo, recorrían el país mendigando o en grupos armados. No vacilaban a la hora de usar la violencia y el terror, exigían siempre nuevas leyes sociales para la vida civil (la abolición de la esclavitud, la asistencia a los pobres, etc.) y, en el ámbito eclesiástico, exigían reformas rigoristas que estuvieran de acuerdo con sus ideas. Combatían en todas partes por la…
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